Latam.
28 Feb, 2025
Impulso sostenible El futuro energético de América Latina: ¿pueden los biocombustibles marcar la diferencia?
La región avanza en el desarrollo de energías renovables para reducir emisiones y transformar el sector del transporte, enfrentando desafíos y oportunidades.

La transición energética hacia un futuro sostenible se ha convertido en una prioridad global. En este contexto, América Latina y el Caribe emergen como una región principal en la producción y desarrollo de biocombustibles, con un rol estratégico en la descarbonización del transporte y la reducción de emisiones de carbono.

La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) ha publicado recientemente una nueva “Nota Técnica” sobre esta temática, analizando su impacto en la transición energética. El informe destaca que, en 2023, la región aportó el 27% de la producción mundial de biocombustibles líquidos, con Brasil liderando ampliamente, representando el 93% del total regional. El documento también subraya el crecimiento exponencial del biodiésel, cuya producción aumentó un 163% en la última década. Este avance ha sido impulsado por iniciativas clave como el programa RenovaBio y la Ley del Combustible del Futuro, que han fortalecido la industria y fomentado su adopción como alternativa a los combustibles fósiles.

Asimismo, se refleja que los biocombustibles son una herramienta fundamental para la reducción de emisiones en sectores críticos como el transporte terrestre, aéreo y marítimo, donde la dependencia de los combustibles fósiles sigue siendo elevada. Su producción, basada en biomasa como la caña de azúcar, el maíz, la palma y residuos agrícolas y forestales, permite una disminución considerable de la huella de carbono en comparación con los combustibles tradicionales.

Una de sus principales ventajas es su compatibilidad con la infraestructura existente, lo que permite su implementación sin modificaciones significativas en motores o sistemas de distribución. Por otro lado, su desarrollo genera impactos positivos en la economía regional, promoviendo el crecimiento del sector agrícola, la generación de empleo y la innovación tecnológica.

A pesar de los avances, la industria de los biocombustibles enfrenta desafíos importantes en la región. Entre ellos, la baja densidad energética de la biomasa, la dispersión geográfica de los recursos y la competencia por el uso del suelo representan obstáculos a superar. 

Según la Nota Técnica de OLADE, alcanzar la carbono neutralidad en 2050 exigirá un incremento del 360% en la producción de biocombustibles. Esto implicaría casi cuadruplicar la producción actual, pasando de 47.827 miles de m³ en 2023 a aproximadamente 172.990 miles de m³ en las próximas décadas.

El desarrollo de los biocombustibles está fuertemente ligado a las políticas y regulaciones implementadas por los gobiernos. El documento sostiene que, para fortalecer la producción y el consumo, es fundamental incentivar la investigación, desarrollo e innovación en tecnologías de producción y conversión, así como ofrecer exenciones impositivas y subsidios para fomentar su adopción.


Sumado a esto, se han establecido regulaciones, que obligan a incorporar un porcentaje mínimo de biocombustibles en los combustibles fósiles, lo que ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas para consolidar su mercado. OLADE subrayó que «los mandatos de mezcla han demostrado ser los instrumentos regulatorios con mayor impacto, asegurando un mercado estable y fomentando la inversión en infraestructura».

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