Con la creciente popularidad de los vehículos eléctricos y la necesidad de reducir las emisiones de carbono, se espera que las Estaciones de Servicio evolucionen hacia un modelo más eficiente y sostenible.
En términos globales, las proyecciones indican que la demanda de combustibles para vehículos ligeros podría disminuir significativamente entre un 50 y un 70 por ciento para el año 2035 si se adopta un escenario multienergético.
Esto implica que entre el 60 y el 75 por ciento de los puntos de venta actuales correrían el riesgo de dejar de ser rentables. Sin embargo, todavía existe un vacío en la infraestructura para vehículos eléctricos de hidrógeno y batería, y cerrar esta brecha es fundamental para facilitar la transición hacia la movilidad eléctrica.
LO QUE OCURRE EN ARGENTINA
En diálogo con surtidores.com.ar, el asesor de la Asociación Estaciones de Servicio (AES) Luis Navas, comenta que en Argentina el panorama es incipiente en comparación con el resto del mundo.
Aunque hay pocos vehículos eléctricos en circulación y escasas estaciones con surtidores para carga eléctrica, se espera que en el corto y mediano plazo estas, principalmente, continúen ofreciendo combustibles fósiles mezclados con biodiesel y GNC. No obstante, el experto afirma que, en el largo plazo, llegarán otros energéticos.
En cuanto al modelo de negocio de las Estaciones de Servicio, destaca la importancia de las tiendas de conveniencia como una fuente de ingresos rentable. Además, menciona que muchos optan por alquilar sus locales para que un tercero los explote, lo cual también puede generar ingresos para los propietarios.
Por su parte, Roberto Stazzoni, especialista en e-mobility en Argentina, coincide con Navas en que el panorama de la energía eléctrica y el hidrógeno es aún incipiente, con muy pocos vehículos eléctricos en circulación y una escasa infraestructura de carga eléctrica.
“Hay muchos expendedores que todavía no creen en que es un negocio palpable ya que aún hay muchas trabas con las comercializadoras de energía, pero ya ha demostrado que tiene su fruto, que es rentable”, sostiene.
Stazzoni estuvo esta semana en un encuentro organizado por la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines de la República Argentina (FECAC), del que participaron muchos asociados y demostraron gran interés por los puntos de recarga.
“Los estacioneros expresaron su preocupación por la rentabilidad del modelo en este nuevo escenario y debatimos sobre estrategias y soluciones para adaptarse a los cambios en el mercado”, explica.
¿QUÉ OCURRE CON LA RENTABILIDAD DE LA ESTACIÓN DE SERVICIO?
Considerando estas tendencias y cambios en el horizonte, se plantea la posibilidad de Estaciones de Servicio más automatizadas, con tiendas y servicios de autogestión. Esta evolución reduciría los costos operativos y permitiría una mayor adaptabilidad a los nuevos requerimientos del mercado.
En el mundo ya es una realidad y muchos han evaluado modelos mixtos, con pocos vendedores disponibles y, en algunos casos, esta atención se paga aparte. Sin embargo, en Argentina, la implementación de este paradigma puede verse obstaculizada por regulaciones y presiones sindicales, como ha ocurrido en algunas jurisdicciones.
Para Navas, el autoservicio puede iniciarse como prueba piloto en Capital Federal, donde la normativa lo permite y, en caso de que funcione, se puede implementar un cambio progresivo que permita hacerlo en otras regiones. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires impide expresamente la venta de combustibles que no cuente con un vendedor especializado para hacer efectiva la carga.
Una de las principales ventajas que se observan en este modelo es la reducción de costos operativos para los propietarios de las estaciones. Con el autoservicio, se podría disminuir la necesidad de personal, lo que podría resultar en un ahorro considerable.
Además, podría agilizar el proceso de carga de combustible, evitando posibles demoras causadas por la disponibilidad del playero o por la necesidad de esperar en la fila. Los usuarios podrían realizar la operación de forma más rápida y eficiente, lo que mejoraría su experiencia de servicio.
No obstante, también existen consideraciones no convenientes a tener en cuenta. Algunos expertos señalan que el autoservicio podría afectar la calidad del servicio y la atención al cliente, ya que se eliminaría la interacción directa con el personal de la estación.
Asimismo, podría plantear desafíos de seguridad, sin dar garantías de que los consumidores realicen correctamente la operación de carga de combustible.
Tanto Navas como Stazzoni coinciden en que las Estaciones de Servicio de autogestión o autoservicio podrían ser una opción a considerar en el futuro, principalmente por los potenciales beneficios económicos y la necesidad de adaptarse a los cambios en la industria, no sin antes sortear los desafíos y obstáculos de regulación y la aceptación por parte de los consumidores y los sindicatos.
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