Las Estaciones de Servicio son puntos vitales para la movilidad diaria, que actualmente se enfrentan a un panorama en rápida evolución. Con la creciente demanda de soluciones energéticas más limpias y sostenibles, estos establecimientos se ven obligados a realizar análisis e inversiones para apostar por la innovación.
De la mano con esto, la transición hacia alternativas más ecológicas, representa un reto significativo para la industria del combustible. En conversación con Surtidores Latam, Malvin Delgado, experto en energías sustentables, explicó que uno de los principales retos que enfrenta la sociedad en general es la dependencia tan arraigada a los hidrocarburos.
«La infraestructura y los procesos industriales han sido desarrollados y optimizados durante décadas para la extracción, refinación y distribución de petróleo y gas. Cambiar las opciones de carga es costoso y requiere tiempo, lo que ralentiza la adopción de energías más limpias», afirmó.
Asimismo, el especialista sostuvo que, si bien los planes gubernamentales se enfocan en acelerar la disminución de los gases contaminantes, hay obstáculos como “la falta de instalaciones adecuadas para la producción, almacenamiento y reparto de energías renovables como el hidrógeno y los biocombustibles”, lo que representa una barrera considerable, además de la ausencia de inversión necesaria para desarrollar una base estable.
En este sentido, uno de los desafíos más importantes para las Estaciones de Servicio es la inversión requerida para modernizar equipos y procesos con el fin de reducir las emisiones de carbono. «La modernización implica gastos sustanciales que muchas empresas del sector encuentran difíciles de justificar, especialmente en mercados volátiles», explicó Delgado. Las fluctuaciones en los precios del petróleo pueden afectar la capacidad financiera de las empresas para invertir en tecnologías más limpias, generando incertidumbre sobre el retorno del dinero.
Al respecto, Delgado señaló que “las variaciones en los costos impactan directamente en la planificación financiera. Cuando el desembolso operativo es alto, las empresas tienen menos capital disponible para destinar a mejoras y, cuando son altos, la asignación de recursos se vuelve más arriesgada debido a la inestabilidad del mercado».
Las políticas y regulaciones varían significativamente entre países y regiones, lo que puede crear incertidumbre y dificultar la planificación a largo plazo. «Los incentivos económicos a menudo son insuficientes para fomentar una adopción generalizada de tecnologías bajas en carbono», comentó.
Por otro lado, él mismo hizo foco en que la resistencia al cambio dentro de la industria del combustible es otro obstáculo considerable. «Las prácticas y tecnologías tradicionales están profundamente arraigadas, y cambiar hacia nuevos métodos puede ser visto como innecesario por parte de los actores establecidos desde hace años», indicó.
Para mejorar este aspecto, Delgado sostuvo que las empresas deben equilibrar la transición energética con el crecimiento económico. «La colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil es primordial para acelerar esta transición y garantizar un futuro energético más limpio», finalizó.
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