El Gas Licuado de Petróleo fue creciendo en los últimos años como una fuente de energía relevante en el sector transporte del Perú, consolidándose como una alternativa frente a los combustibles tradicionales como la gasolina y el diésel.
Cabe mencionar que este combustible, compuesto principalmente por propano y butano, se obtiene tanto del procesamiento del gas natural como del refinamiento del petróleo, y se caracteriza por su facilidad de almacenamiento y transporte debido a su capacidad para licuarse a bajas presiones.
El uso del GLP no se limita al consumo doméstico o industrial; su aplicación en vehículos mostró un crecimiento sostenido. Actualmente, más de 650 mil vehículos en el país funcionan con GLP, lo que representa aproximadamente el 20% de la flota vehicular nacional, según cifras oficiales de la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL). En su informe, explicaron que uno de los principales atractivos para el sector transporte es el ahorro económico que representa para los usuarios. En general, el costo es considerablemente menor que el de la gasolina o el diésel, lo que se traduce en una bajada en el gasto de combustible para conductores particulares y empresas de transporte público.
Por su parte, a nivel ambiental, tiene un impacto positivo en comparación con los combustibles fósiles convencionales. Su combustión produce menores emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y otros contaminantes nocivos, contribuyendo a mejorar la calidad del aire en las ciudades y a mitigar los efectos del cambio climático.
La infraestructura para abastecer vehículos con GLP también experimentó un crecimiento importante. Actualmente, existen más de 1600 Estaciones de Servicio equipadas con gasocentros en todo el territorio peruano, facilitando el acceso de los usuarios a este combustible y apoyando la expansión del mercado vehicular de GLP.
Además, el GLP ofrece características técnicas que lo hacen atractivo para su uso en vehículos. Su alto poder calorífico por unidad de volumen permite una buena eficiencia energética, lo que se traduce en un rendimiento adecuado para el transporte. Asimismo, su capacidad para almacenarse en estado líquido facilita la logística y distribución en comparación con otros combustibles gaseosos.
Según la entidad, a pesar de sus ventajas, el uso del GLP vehicular enfrenta retos como la necesidad de mayor promoción de su uso, la actualización tecnológica para vehículos y la regulación que garantice la seguridad y calidad del suministro. Asimismo indican que también es importante continuar con campañas de información para que los usuarios conozcan los beneficios y consideraciones técnicas de esta alternativa energética.
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