La reciente política arancelaria impulsada por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha encendido las alarmas en la industria energética mexicana. La imposición de tarifas a productos manufacturados en México y exportados a EE.UU. amenaza con desestabilizar las cadenas de suministro y elevar costos, afectando directamente la competitividad del sector.
Como distribuidor e importador de equipos y refacciones provenientes de empresas norteamericanas, el sector energético mexicano enfrenta un escenario incierto. La producción de estos insumos depende en gran medida de la maquila de refacciones en territorio nacional, por lo que cualquier encarecimiento impactará la rentabilidad y eficiencia operativa.
Este fenómeno ya se ha observado en la industria automotriz, donde los aranceles han alterado las estructuras de costos y generado presiones inflacionarias sobre los productos finales. Si la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum responde con medidas recíprocas, la situación podría agravarse.
La aplicación de aranceles a productos estadounidenses dificultaría aún más el acceso a tecnología y equipos clave, lo que frenaría inversiones y proyectos estratégicos en el país. Además, la incertidumbre comercial y el incremento en costos operativos generarían un efecto dominó que impactaría tanto a empresas como a consumidores.
Uno de los puntos críticos es el encarecimiento de insumos esenciales como gas natural, combustibles refinados y materiales para infraestructura energética. De no encontrar una solución diplomática, las tarifas más altas se trasladarían a los consumidores, afectando la economía en general y limitando la competitividad del sector.
Ante este complejo panorama, la Asociación Mexicana de Proveedores de Estaciones de Servicio (AMPES) subrayó: “Es fundamental fortalecer el diálogo bilateral y explorar estrategias que minimicen el impacto de estas políticas en la competitividad del sector energético mexicano, asegurando el acceso a tecnología clave y manteniendo costos accesibles para la industria y los consumidores”.
Cabe aclarar que AMPES, representa a los principales actores en la cadena de suministro del sector gasolinero, insiste en que la sostenibilidad y la innovación deben prevalecer en la toma de decisiones gubernamentales para evitar una crisis mayor.
Asimismo, la organización hizo foco en el caso de marcas reconocidas como Bennett, Wayne, OPW y Gilbarco ilustra la magnitud del problema. Muchas de sus refacciones provienen de China, y la imposición de aranceles en EE.UU. ya ha incrementado sus costos. Si México decide aplicar restricciones similares, la repercusión económica sería aún mayor, afectando no solo a la industria energética, sino a diversos sectores productivos.
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