Paraguay, un país que depende en su totalidad de la importación de hidrocarburos, se encuentra ante un panorama alarmante debido a la significativa bajante hídrica que afecta al río Paraguay. Esta crisis no solo complica su logística comercial, sino que también pone en jaque la seguridad energética del país. En este contexto, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Rolando de Barros, ha advertido sobre las serias repercusiones que esta drástica disminución del caudal podría tener en la canasta básica de los ciudadanos, lo que a su vez podría traducirse en un incremento en los precios de los combustibles.
El nivel del río, que se situaba el pasado viernes en -1,36 metros por debajo de su cota mínima en Asunción, ha llevado a empresas navieras a solicitar que el combustible importado desde Argentina sea recibido en el puerto de Pilar, facilitando así su distribución terrestre. Cabe aclarar que Paraguay importa alrededor de 1.480 millones de litros de gasoil y otros 708 millones de nafta solo de Argentina, y la situación amenaza con encarecer aún más estos productos.
En conversación con Surtidores Latam, el especialista en logística y comercio internacional, Cristian Montivero, señaló que esta histórica bajante está afectando gravemente a la economía del país. «Esto pone de manifiesto la dependencia de la región del transporte fluvial, lo que nos hace especialmente vulnerables a fenómenos climáticos extremos», afirmó.
El río Paraguay es una vía fluvial esencial para el transporte en Sudamérica, conectando a Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil. Montivero señaló que «la falta de agua no solo afecta la logística, sino que también repercute en la producción agrícola y en la seguridad energética del país». Además, la acumulación de sedimentos ha dificultado la navegación, aumentando el riesgo de encallamiento. Esto ha llevado a un incremento en los costos, dado que se están utilizando buques más pequeños y se ha prolongado la duración de los trayectos.
La crisis actual guarda similitudes con la bajante registrada en 2020, cuando la pandemia de COVID-19 exacerbó la situación. En ese año, la combinación de la bajante y las restricciones sanitarias resultó en una caída significativa en el transporte de mercancías en la Hidrovía Paraná-Paraguay. Sin embargo, se espera que la bajante actual sea más prolongada y grave. «Si bien hemos aprendido lecciones de la crisis anterior, las condiciones climáticas adversas ponen a prueba la capacidad de respuesta», advirtió Montivero.

Información: % del año 2020
A raíz de esto, el incremento en los costos logísticos, junto a la disminución de la actividad comercial, ha impactado negativamente en los ingresos fiscales, afectando tanto a impuestos como a derechos de exportación. La situación económica de Argentina también ha complicado el contexto, dejando una deuda de casi 95 millones de dólares por trabajos de dragado, lo que ha aumentado el peaje en 0,48 dólares por tonelada de registro neto. Este aumento ha generado rechazo por parte de los actores del sector, quienes ven en ello un sobrecosto que contradice los esfuerzos por reducir gastos logísticos.
Según el experto, el éxito de la recuperación requerirá un enfoque integral que contemple no solo la infraestructura necesaria para mejorar la logística y el transporte, sino también la implementación de políticas que promuevan la sostenibilidad en el uso de recursos hídricos.
Por otro lado, el director de combustibles del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), Juan Paredes, comentó sobre la situación actual del abastecimiento de combustibles en Paraguay, destacando que hay alrededor de 3.000 Estaciones de Servicio en el país que cuentan con la capacidad suficiente de gasolina y gasoil para satisfacer la demanda de la población. Esta infraestructura, según él, podría ser crucial en momentos de crisis, permitiendo que el suministro se mantenga relativamente estable. No obstante, subrayó que cualquier aumento dependería de las decisiones individuales de cada empresa y de las condiciones del mercado.
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