A nivel mundial, la gasolina es uno de los combustibles más demandados y consumidos, y se prevé que esta tendencia se mantenga. Sin embargo, el costo final al consumidor depende de una serie de factores que no siempre reflejan las fluctuaciones internacionales del petróleo.
Ramses Pech, especialista en temas energéticos, explicó a Surtidores Latam, que el precio de la gasolina se forma a partir de tres elementos principales: el costo directo, que incluye el precio del barril de petróleo crudo, los procesos de refinación, la logística, el almacenamiento y, en caso de importación, los gastos asociados; los costos de distribución, comercialización y operación de las Estaciones de Servicio, que abarcan la logística de última milla y el despacho del combustible a cada vehículo; y los impuestos, principalmente el IEPS y el IVA en México.
En países con mercados abiertos, las variaciones diarias dependen sobre todo del precio del barril y de la eficiencia de las refinerías, mientras que los impuestos suelen permanecer constantes durante el año fiscal. En México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público regula semanalmente los impuestos aplicables por litro, buscando trasladar las fluctuaciones internacionales al precio final.
No obstante, Pech señaló que esta fórmula no ha logrado reflejar la reciente caída del precio internacional del barril. Mientras el WTI estadounidense pasó de 9.20 pesos por litro en marzo a 7.19 pesos en septiembre, generando una disminución del 9% en el precio al consumidor, en México la gasolina se ha mantenido cercana a los 24 pesos por litro.
Entre los diez países con mayor consumo, México lidera actualmente en costo, con un precio promedio de 23.44 pesos por litro en septiembre, muy por encima del promedio internacional de 18 pesos.
Desde la perspectiva empresarial, este esquema benefició al Estado al mantener una alta recaudación sin trasladar estímulos al consumidor. Actualmente, el IEPS representa 6.4555 pesos por litro, equivalente al 28% del precio final. Por otro lado, Pemex enfrenta pérdidas al vender a comercializadores y distribuidores a un precio promedio de 21.68 pesos por litro, dejando un margen reducido para las estaciones de servicio de apenas 1.70 pesos por litro, que debe cubrir además los costos logísticos, que en muchos casos superan los 200 kilómetros de traslado.
Pech subrayó que las estaciones representan solo el 8% del precio final; un 44% depende de decisiones gubernamentales y un 48% del mercado. Esto dificulta la creación de condiciones equitativas y afecta la competitividad de Pemex frente a privados con permisos de importación.
Como solución, el especialista planteó modificar la fórmula de tal manera que el precio de la gasolina se determine con el IEPS y el IVA fijos, mientras que el costo del mercado sea variable, permitiendo que los precios reflejen realmente las fluctuaciones internacionales y que los impuestos se ajusten anualmente según la inflación sin afectar al consumidor.
Con un consumo diario superior a los 120 millones de litros, México maneja un mercado anualizado de más de 1.2 billones de pesos, de los cuales 528 mil millones corresponden a impuestos y 672 mil millones a costos de adquisición, refinación, transporte y comercialización.
Pech enfatizó que este esquema podría optimizarse si los recursos recaudados se destinarán de manera efectiva a infraestructura, protección ambiental y transición energética hacia alternativas limpias como la electricidad y la fusión nuclear.













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