En medio de la carrera por reducir emisiones y diversificar la matriz energética, un país sudamericano se perfila como protagonista de una transformación que podría también cambiar el modelo de las Estaciones de Servicio en las próximas décadas.
Con una proyección de exportar 4 millones de toneladas anuales hacia 2050 y una inversión estimada en 90.000 millones de dólares, Argentina se posiciona como líder regional junto a Chile, Brasil y Colombia, según el último informe de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE).
El hidrógeno verde, producido mediante electrólisis del agua utilizando fuentes renovables como la solar o eólica, tiene el potencial de reemplazar combustibles fósiles tanto en la industria como en el transporte pesado.
El informe de OLADE destacó que Argentina prevé una producción anual de al menos 5 millones de toneladas para 2050, de las cuales el 80% se destinará a exportación y el 20% al consumo interno. Este dato no es menor para el sector de expendio minorista de combustibles, ya que abre la puerta a una diversificación de la matriz energética y una adaptación de la infraestructura de las Estaciones de Servicio.
El documento hace una diferenciación clave entre los tipos de hidrógeno de bajas emisiones: verde, producido mediante electrólisis del agua con energía renovable. El azul, generado a partir de gas natural pero con sistemas de captura y almacenamiento de carbono (CCS) y el turquesa y otras variantes, menos comunes, también están en evaluación.
En cuanto a inversiones, estiman que la región podría atraer más de 250.000 millones de dólares hacia mediados de siglo, siendo Argentina el país con mayor volumen proyectado (90.000 millones de dólares), seguido por México (60.000 millones) y Chile (30.000 millones). Esto no solo implica oportunidades económicas, sino también un fuerte impacto en generación de empleo: se calcula que la nueva industria creará más de 350.000 puestos de trabajo en América Latina y el Caribe.
Un aspecto destacado de OLADE es que Argentina cuenta con ventajas naturales relevantes para el desarrollo de esta industria: el viento patagónico y la radiación solar del norte, además de experiencia previa en energías renovables.
Por último, también hicieron hincapié en la necesidad de infraestructura adecuada: plantas de electrólisis, almacenamiento, transporte (como ductos o sistemas de licuefacción), distribución y uso final, tanto para exportación como para consumo interno. Asimismo, remarcan la urgencia de desarrollar marcos regulatorios claros y estables que den confianza a los inversores y faciliten acuerdos bilaterales entre países productores y compradores.
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