Aunque el autodespacho en Estaciones de Servicio recién está comenzando a tomar forma en Uruguay, (solamente se ve en dos, en Termas del Arapey e Isidoro Noblía) resulta en una modalidad que a pesar de no haberse implementado de manera masiva, ha logrado masificarse últimamente en varios países por diversos factores.
Esta característica de carga, ofrece beneficios tanto para los consumidores como para las empresas operadoras, al contar con la posibilidad de ofrecer un precio más bajo por el combustible, lo que podría resultar atractivo para los usuarios que opten por el método de abastecimiento “self service”.
AHORRO EN COSTOS OPERATIVOS
El sistema permite que los conductores realicen la carga de combustible de manera autónoma, lo que puede traducirse en un ahorro en costos operativos para las estaciones, como sueldos y otros impuestos. Sin embargo, su aceptación en Uruguay –de masificarse- requerirá de un periodo de adaptación, ya que la gran mayoría de los conductores no están familiarizados con esta práctica.
Al llegar a una de estas estaciones, el usuario debe apagar el vehículo y dirigirse a un tótem digital donde podrá seleccionar las opciones de carga que desee: llenar el tanque, cargar una cantidad específica de litros o ingresar un monto en pesos.
MODALIDADES DE PAGO
El proceso implica seleccionar el tipo de combustible y realizar el pago a través de diferentes métodos, incluyendo tarjetas, efectivo o código QR. Para garantizar la seguridad en este sistema, los surtidores deben estar equipados con tecnología avanzada, como sistemas de corte de emergencia y mecanismos automáticos que detienen el flujo de combustible en caso de error.
Además, cuentan con cabinas de vigilancia para monitorear las operaciones, lo que aumenta la seguridad, especialmente en áreas de riesgo.
VOLUNTAD DE CONCESIONARIOS
Este modelo, que se inspira en Estaciones de Servicio de países como Estados Unidos y varios de América Latina, tiene como objetivo facilitar el abastecimiento de combustible, especialmente en horarios nocturnos.
Su implementación en Uruguay podría ser una evolución positiva en la forma en que los conductores acceden a combustible, pero su éxito dependerá de la aceptación del público, de la adecuada educación sobre su uso y de la voluntad de los concesionarios.
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