La realidad marca que las Estaciones de Servicio familiares han sido una parte integral del paisaje latinoamericano durante décadas, a excepción de Chile, donde las gasolineras pertenecen mayoritariamente a las petroleras.

En este contexto, estos establecimientos, que han sido tradicionalmente administrados por familias a lo largo de las distintas generaciones, se encuentran ahora en una encrucijada. 

Sucede que muchos propietarios y administradores se van jubilando y sus hijos, en muchos casos, deciden no continuar con el negocio, dejando de esta manera, un vacío en la sucesión de las Estaciones de Servicio. 

Este fenómeno se ha vuelto especialmente evidente en lugares como República Dominicana, donde las gasolineras tienen una arraigada tradición familiar y quienes propusieron debatir acerca de este tema en la cumbre de la CLAEC que se llevó a cabo a fines del mes de abril en dicho país. 

Al respecto de este punto importante para los empresarios del sector minorista de expendio de combustibles, Surtidores LATAM conversó con Daniel Añon, presidente de la Unión de Vendedores de Nafta del Uruguay (UNVENU) y secretario general permanente de CLAEC.

“Hay países preocupados por esa situación y en cómo tienen que encarar el tema para que los hijos sigan con el negocio”, explicó el especialista haciendo referencia al desafío de garantizar una transición exitosa entre generaciones y las medidas para abordar el recambio.

Según indican, la falta de interés por parte de la siguiente generación es uno de los principales obstáculos a superar. A medida que las preferencias y aspiraciones de los jóvenes evolucionan, muchos optan por explorar oportunidades en otros sectores o seguir carreras profesionales distintas.

“Mi Estación de Servicio viene de mi abuelo, de mi padre y ahora está conmigo, pero se corta, ya mis dos hijos son profesionales y no van a ir a trabajar allí”, resumió el referente relatando lo que sucede en su propio negocio en Uruguay.