Pemex, la petrolera estatal de México, es un eje fundamental para la economía del país, pero enfrenta desafíos cada vez más complejos que van más allá de la producción de hidrocarburos. En este sentido, Surtidores Latam conversó con Ramses Pech, especialista en el sector gasolinero, quien destacó que Petróleos Mexicanos debe adaptarse a las exigencias de un mercado en transición, enfocándose no solo en su rol en la extracción de petróleo, sino también en su posible incursión en sectores clave como el litio y las energías renovables.

Pech subrayó que Pemex, como empresa pública, debe incursionar en la extracción de litio, y apostar a combustibles menos contaminantes, mostrando señales de diversificación. Sin embargo, este cambio de enfoque requiere inversiones masivas que plantean serios desafíos financieros.

“El estado es crítico”, señaló el experto, sosteniendo que a pesar de que los resultados operativos suelen ser positivos, la compañía sigue arrastrando una deuda de más de 100mil millones de dólares. Por otro lado, para 2025, el presupuesto debería mantenerse estable, aunque esto significaría una disminución en las actividades de exploración y perforación, lo que pone en duda el futuro crecimiento de la producción petrolera.

Asimismo, un aspecto clave del futuro de la petrolera es su impacto ambiental. Actualmente, la empresa es responsable de entre el 14 y el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de México, habiendo emitido 61.10 millones de toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) en 2023. La compañía ha planteado un ambicioso objetivo: reducir en un 50% a 60% sus emisiones para 2030, lo cual requerirá una inversión adicional de entre 3 y 4 mil millones de dólares al año, según el informe de Sostenibilidad 2023.

“Esta meta implicaría la modernización tecnológica de los procesos operativos, especialmente en la reducción de emisiones en la extracción de petróleo y en las refinerías”, expresó Pech agregando que “ante un presupuesto limitado, cumplir con estos objetivos se convierte en una incógnita”.

Pemex también planteó incursionar en el mercado del litio, cuyo desarrollo podría ser clave para su diversificación futura. No obstante, los costos iniciales de investigación son altos, y no se espera una producción masiva antes de 2030. Es por esto, que la empresa deberá decidir si su plan en las energías renovables será destinado para consumo propio o para el mercado eléctrico mexicano, lo que podría aumentar el presupuesto en 500 a 1.000 millones de dólares anuales.

Según Pech para 2026, la empresa necesitará un presupuesto que oscile entre los 950 mil millones de pesos y 1 billón de pesos. Este aumento en los costos, impulsado por las necesidades de modernización, sostenibilidad y expansión en nuevos mercados, provocaría un mayor déficit para el país, con la inevitable consecuencia de un incremento en la deuda pública.

“Pemex está en una encrucijada: debe equilibrar su rol como columna vertebral del sector energético mexicano con su necesidad de adaptarse a las exigencias de un mercado global cada vez más orientado hacia la reducción de contaminación”, relató el especialista. Sin embargo, los retos financieros que enfrenta plantean la pregunta de si realmente podrá cumplir con estos objetivos ambiciosos sin poner en riesgo la estabilidad financiera del país.